domingo, 7 de julio de 2013

Una experiencia que realmente formó mi pensamiento


Una experiencia que realmente formó mi pensamiento

Artículo original escrito por Simon Black y publicado en Sovereign Man el 24 de mayo del 2013. Traducción hecha por Dusan Vilicic Held

Hace años siendo un joven oficial de inteligencia, serví una temporada en Arabia Saudita dirigiendo un equipo de analistas y agentes de contra-terrorismo.

Solíamos tener “grupos de trabajo de amenaza” regulares, una forma presuntuosa de decir que nos juntábamos en la Embajada Estadounidense para reuniones con el staff de la embajada, operadores locales de la NSA, y operativos de la CIA trabajando encubiertos en el país.

El tono de las reuniones era siempre el mismo- mirar variados reportes y discernir qué inteligencia era creíble.

Parecía que cada semana oiríamos sobre algún terrorista con una bomba del tamaño de un maletín, y los burócratas entrarían en un vivo debate sobre si evacuar o no a los Estadounidenses.

Un día, recuerdo, mi amigo que era el suboficial de mayor antigüedad interrumpió y dijo, “¿Qué pasa con los Suecos?”

Silencio. Podrías haber escuchado caer un alfiler.

Un oficial de la embajada lo miró, confundido. “¿Sargento?”

“¿Qué pasa con los Suecos? ¿Evacuamos a los Suecos también?”

Los miembros del personal de la embajada se miraron entre ellos, se encogieron de hombros un poco, “Oh seguro, seguro, coordinaremos eso con Washington.” Y la discusión continuó.”

“¿Qué pasa con los Sauditas?”

Silencio de nuevo. Y entonces realmente fue al grano. “No es solo sobre Estadounidenses, saben. Su sangre también vale algo.”

Nunca lo olvidaré. Para mi fue formativo. Pero para los burócratas del gobierno, era como si él estuviera hablando en Griego. Simplemente no entendieron el concepto.

Es tan común... y uno de los aspectos más desafortunados de la humanidad. Nos agrupamos, definiéndonos mutuamente por cosas irrelevantes como nacionalidad o el color de nuestros pasaportes.

La nación estado moderna sólo ha servido para reforzar este propósito. El patriotismo pomposo y ondeador de banderas impulsa un sentimiento de que otras personas son menos importantes- que sus vidas valen menos que nuestras vidas... como si no fuéramos todos seres humanos.

Para darles un crudo ejemplo, el ex Primer Ministro Británico David Lloyd George fue un ruidoso opositor de las restricciones de la Convención de Ginebra para prevenir que aviones Británicos bombardearan ciertos blancos civiles.

Él tenía un largo historial de esto, habiendo lanzado 97 toneladas de bombas y disparado 183.861 balas a civiles Iraquíes en una sublevación de 1920 en contra de la ocupación Británica.

De acuerdo a su señora en memorias posteriores, George se opuso a cualquier restricción de ese tipo porque quería “reservar el derecho... de bombardear negros!”

A pesar que tal lenguaje es intelectualmente espantoso hoy, muy poco ha cambiado en este sentimiento: nuestras vidas valen más que las de otras personas.

El Presidente Obama realmente demostró este punto en un discurso ayer que apasionadamente defendió los ataques con drones- algo que la Casa Blanca llama “necesario, legal, y justo.”

Ahora, es posible que haya visto un discurso menos sincero en mi vida. Pero realmente no puedo recordar cuándo.

Como el presidente declaró, los ataques con drones son “efectivos” y han “salvado vidas.”

Así dice el Premio Nobel de la Paz. Pero imagino que hay una cantidad de civiles muertos que discreparían con su afirmación si pudieran.

Con “salvado vidas”, él obviamente quiere decir “vidas Estadounidenses”. Por supuesto, nunca sabremos, ya que ellos no revelan ninguna información y se supone que debemos aceptar la palabra del gobierno sin cuestionarla.

Yo no lo hago. Habiendo estado dentro de la máquina una vez, sé que hay cero certeza en el negocio de la inteligencia... lo que hace todo el cálculo moralmente reprensible.

Mi diccionario define la palabra sociópata como “una persona con un desorden de personalidad que se manifiesta en actitudes y comportamientos en extremo antisociales y una ausencia de conciencia.”

Creo que el zapato calza. Como mínimo, esta política... esta estrategia... es sociopática. Demuestra una falta de conciencia por el valor de la vida inocente en ultramar y es otra masiva mancha moral en los políticos que reinan sobre la Tierra de los Libres.

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